Expectativa.
Es sólo en la melancolía donde te encuentro. No cuando estás conmigo, no cuando me enredo en tus brazos. Me gusta verte así, lejos, imaginar lo que pasaría en un tiempo aparte que no existe ni podrá existir nunca... pero es justo ahí donde eres mejor, a la mitad de la expectativa. Es cuando estás de espaldas a mi cuando te siento más cerca, cuando finges no mirarme pero me miras completa. Es mejor vivir con la imagen, con una historia ficticia donde nada sale mal nunca. A veces, eso se nos olvida y nos da por querer tenernos, escaparnos; y nos miramos de verdad, reales por unos instantes. Entonces recordamos que no, que lo mejor será guardar espacios, ángulos, alternativas.
Así, cuando se acaba todo, regreso a mi casa y me aferro a aquel libro que me prestaste, no lo puedo terminar, no he querido. Sus páginas son el único recuerdo del cuento nuestro que no debe tener final, que para que exista no debe de ser contado.
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