Hace dos anios...
Hoy no te esperé en la mañana y llegaste. Te vi de lejos, vi cómo te acercaste. Eras sueño, espejismo, humo, un revoltijo de ideas, nervios y prisas. Yo te miré, no me dio tiempo de pensar nada, me quedé en tus ojos. Rompiste el hielo con un pretexto de tipografía; me abrazaste y te fuiste a perseguir quién sabe qué cosas a quién sabe donde.
El tiempo parece que pasa más deprisa por tu reloj, las horas insolentes se escapan de tu muñeca izquierda, los segundos se te van por la orilla de tus labios y tú te vas corriendo siempre, nunca sé a dónde. Así eres, así te la pasas, caminas distraído por los pasillos llenos de tu presencia fugaz, por mi memoria llena de la luz de todas tus vidas. Yo te observo; me gustan tus manos, me enamoro de tus dedos, de tu nariz respingada, de tus curiosas palabras, de tus tímidas caricias. Y a veces, cuando estás conmigo, te da por ser creativo y te inventas tú nuevo, espontáneo, vivo, persistente, mío. Y yo me vuelvo tuya sólo por esos instantes de excelente improvisación, me olvido de ser yo, la que todos conocen. Soy tuya.
Te quiero, no me preguntes cómo, ni por qué, ni de dónde. No debería. No te espero. Hoy no te estaba esperando... Y de sorpresa, llegaste; con todo y tus prisas, pero llegaste.
A lo mejor algún día salga yo a pasear sin brújula y me encuentres tú, sin buscarme.
Update: No, no me encontró. Yo lo sigo viendo diario pero más de lejos. Él sigue con sus prisas, yo ya me volví de otro.
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