February 28, 2007

Algun dia...

Hoy he decidido extrañarte. Extrañar mi inocencia, aquellas tardes de lluvia. El capuchino con crema irlandesa que preparabas, desde el cual ningún café ha vuelto a saber igual. Y al decidir extrañarte, extraño también la luna llena, tu mirada escondiéndose atrás del mostrador. Extraño tu timidez, tu amor desbordado y completo, tus historias y la magia sutil que solías contagiarme. Extraño tu prisa, la torpeza de tus manos, la indiferencia y seguridad con que te movías por el mundo, con la que dejabas que te despeinara la lluvia. Extraño tu chamarra azul en mis hombros, tu boca que se inclinaba hacia un lado cuando sonreías. Extraño, también, la certeza con la que me adivinabas, la devoción con la que me compartías tu vida. Extraño esa pasión que profesabas, que se te salía por los ojos. Extraño tu alegría y tu felicidad, tu tranquilidad, tu paz inevitable. Extraño nuestras breves caminatas por las cuadras vecinas al café, nuestras conversaciones de nada donde solíamos descubrir la verdad del mundo. Extraño esa otra vida que viví a tu lado, ese instante eterno en el que conocí el paraíso. Extraño ese amor tan puro, tan fugaz, tan impredecible, tan verdadero que todo lo que le ha seguido ha sido sólo una imitación desesperada. Te extraño a ti, todo, la seguridad que me brindaba tu abrazo inconstante, cálido, blanquísimo y real, tus besos rápidos y profundos donde me entregabas el alma completa con sabor a cigarro y a café. Me extraño a mi contigo, a la que era, a la que fui contigo...

Hoy he decidido extrañarte, y te extraño mucho. No te anhelo, no, sólo te extraño y me gusta, porque al extrañarte sé que sigues vivo, latiendo despacio, escondido, invadiéndome de esa nostalgia dulce. Dicen que una debe de tener siempre un amor pasado al cual recurrir en sueños y un amor presente que te recuerde qué tan lejos has llegado después de él. Hoy recorro esa distancia de años y vuelvo a ti, siento esa extraña paz que me inunda de nuevo, soy tuya por un instante, no te has ido, nunca lo harás.


Cómo recuerdo esa mirada de mar de julio: tu ceja levantada, tus ojos fijos en un verde exacto, yo reflejándome en ellos por todas las vidas que vivimos juntos y viendo, en cámara lenta, las que nos faltan por vivir. Ahí, en esa mirada, volveré a encontrarte algún día quizás de verano, quizás en alguna de nuestras playas, quizás sentado tomando un café.

3 Comments:

At 10:11 AM, Blogger Azul... said...

¡Hola Andrea!

¿No te ha pasado que tienes unos sentimientos hondos a los que no les pones adjetivos, ni razones, es más ni siquiera tratas de verbalizarlos y, luego, vas por ahí e inesperadamente te encuentras con que alguien los describe tal cual los sientes? Eso me ha pasado con tu post...

Un besito, te agradezco muchísimo el comentario que has dejado en mi blog, Azules, me alegra que te la pases bien leyéndolo, y ya sabes, regresa cuando gustes, ¿sale? Yo también vendré a visiatrte más veces, tu espacio ¡está relindo!

 
At 3:21 PM, Blogger Vain¡lla said...

Muchas gracias por visitarme, y muchas gracias por lo que dices. De verdad todo un honor que te haya gustado esto... yo seguiré visitando Azules, espero volverte a ver por acá pronto.

Un abrazo!!

 
At 3:21 PM, Blogger Vain¡lla said...

Muchas gracias por visitarme, y muchas gracias por lo que dices. De verdad todo un honor que te haya gustado esto... yo seguiré visitando Azules, espero volverte a ver por acá pronto.

Un abrazo!!

 

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